Emprender Online: Mi Viaje Sincero entre la Pasión, el Propósito y los Dilemas Digitales
De tanto que tengo para elegir, todavía no alcanzo a hacer nada. ¿Parálisis por análisis?, estarás pensando. Puede ser. O síndrome del impostor, creo yo.
Hoy les quiero contar un poco mi experiencia emprendiendo online, todas las cosas en las que trabajé y en las que, prácticamente, no tuve buenos resultados.
Mis inicios en el mundo digital
Yo empecé de muy chica con páginas de fans de Facebook de Miley Cyrus, Selena Gomez y eso. Nos iba bastante bien; en aquel momento, habíamos llegado a tener más de mil seguidores, hasta te diría que creo que habíamos superado los 1700, que era un montón para ese momento. Hacíamos juegos, edits, fotos, regalos, noticias, miles de cosas. Me gustaba, pero también había muchos problemas con quienes administrábamos las páginas porque, como dije, no teníamos una sino varias. Ahí empezó mi carrera como community manager sin darme cuenta y, supongo, con 12 años. Con mi hermana y mis primas, en comunidad.
Del batik a las ferias americanas: Mis primeros emprendimientos
Más adelante, con mi hermana y ya con ánimos de monetizar, nos pusimos un emprendimiento de ropa batik. Ya hacíamos pulseras y artesanías en macramé y bijouterie. Nos iba bien; nuestros diseños eran innovadores, todavía no había arrancado la moda del batik que se iba a estandarizar tantos años después. Pero de alguna forma, que no recuerdo ahora, también dejamos este negocio.
Yo seguí por mi cuenta con el Instagram de este emprendimiento, pero lo transformé en una feria americana: . Todavía está ahí por si quieren ir a verla. Con esto estuve varios años; también funcionaba relativamente bien, pero tenía un techo muy claro: el precio de la ropa tenía que ser bajo; y, al final, lo que más conseguía eran canjes entre las demás chicas de las otras ferias. Se había armado un ecosistema económico con un lenguaje y formas propias, estuvo muy interesante mientras duró.
Pero yo quería algo que me permitiese vivir, independizarme.
La búsqueda de mi propósito: De la pandemia a lo holístico
En medio de esta transición ocurrió la pandemia. Yo también, en medio de la pandemia, tuve mi crisis de carrera. Empecé a estudiar fotografía durante esos dos años encerrada; el arte me conmovía, y ahí empecé con la astrología, primero, y después con el tarot. Lo cual pude monetizar únicamente el último año (2024-2025). Con esto tuve varias idas y venidas, subidas y bajadas. Terminando la carrera, que al final retomé después de aquella crisis, era muy difícil tener una presencia constante en mi emprendimiento holístico y además sostener la carga de la universidad, así que alternaba entre ambas ocupaciones cuando podía; por ejemplo, en vacaciones agarraba el emprendimiento y viceversa.
El dilema del nicho: Vocación vs. Valor percibido
El problema con este negocio en particular, que es reciente y lo tengo fresco, es que nunca me sentí completamente plena en este nicho. A ver, esto parte más de un prejuicio interno que igual viene desde afuera y es ver lo energético, lo místico, como algo de menor valor. Y no es que yo lo crea así; siento que como sociedad aprendimos a verlo de esa forma, y para mí, desde un punto de vista de profesional de las ciencias económicas, siempre me generó mucha fricción mostrar esta cara mía más «brujil» en el ámbito de la academia. Como con el miedo de generar algún prejuicio en el «otro» o que me vean con menor valor, con menor seriedad.
Creo que deberíamos estar, años luz de todo eso, pero no hay con que darle a personas que todavía se atascan en esa creencia. Yo debo ser una de esas porque siempre sentí que estaba para más y no podía ver mi desarrollo profesional limitado a algo que no tenía una barrera a la entrada tan grande como haber estudiado una carrera, es como que no matcheaba.
Y eso que hice cursos con una chica que es administradora y contadora, re del palo, con la que me sentí muy identificada, donde te enseñaba a emprender como bruja. Contaba cómo a ella la había despertado el llamado del mundo holístico con una parte de su ser, su alma y su misión. ¡Guau!, siempre resoné muchísimo con eso: con que darle bola al mundo espiritual es parte de mi misión de vida, y hoy, ya no sé si ponerlo por delante mío Siento una limitación ahí. Me pasa lo mismo del otro lado: no puedo hacer algo sin pasión y sin propósito. Si es parte de mi carrera como economista, si no lo siento, si no me conmueve, no hay manera de que quiera hacer algo por el simple hecho de hacerlo.
Todos los caminos llevan a crear contenido
Bueno, le metí muchísimo a este emprendimiento desde noviembre del año pasado que lo volví a retomar fuerte, pero llegué ahora a la conclusión de que quizás ese no es el nicho en el que tengo que triunfar. Porque, justamente, el techo que yo le veo es real; al menos para mí, es limitante en muchos aspectos. Y deja por fuera todo lo que vengo desarrollando desde mi lado más académico. Entonces, yo quería algo que integrase todo esto: tanto mi pasión por emprender, por el mundo digital, y el arte, que es transversal en mí y en mi manera de ser. Yo creía que la única manera de congeniar todo eso es teniendo presencia digital de cualquier manera, creando contenido. Y acá es donde estoy hoy. ¿Es difícil? Sí. ¿Es una mierda? Sí. Pero acá estamos y no hay con qué darle.
Hoy en día entiendo que si no tuve éxito no es porque aquellos negocios que intenté no tuvieran demanda o futuro, sino porque no creo que hayan sido para mí el puente íntegro hacia algo más consolidado. Sin embargo, pienso que todos y cada uno cobran sentido —incluso haber trabajado en relación de dependencia— cuando hoy intento abrirme un nuevo camino con este blog, con un nuevo nicho y con servicios que aún estoy terminando de definir. Siento todo este recorrido como parte de mí, que me lleva a ser una profesional más completa con cada paso que di, cada camino «equivocado» que tomé y que me trajo hasta donde estoy hoy.
Justo ahora, hace dos días, encontré de casualidad en una charla con una IA, a la que le contaba un poco esta historia, una recomendación: leer el libro Los Secretos de la Mente Millonaria. Y siento que di en el clavo. Quizás la verdadera causa de no tener éxito en nada es haber aprendido modelos económicos del manejo del dinero —tanto dentro del hogar como a nivel individual— que dañaron mi propiocepción para generar, materializar y sostener ciertos niveles de ingresos. Así que, esperemos que este libro haga algún cambio en mí; si no, me van a tener blogueando desde alguna bacha de algún restaurante o reponiendo cajas en el chino de la vuelta, porque créanme que ya estoy cansada de intentar, pero de alguna manera; mi ilusión nunca muere.
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